Arte Rupestre de las culturas del desierto en Sonora

Los pueblos nómadas han existido a lo largo de toda la historia, moverse de lugar, migrar, asentarse en un nuevo sitio es parte del ser humano. Sin los intercambios no se puede entender el progreso de la cultura. Pueblos provenientes de una región reciben y brindan sus influencias a otros. En ocasiones se tiene la idea de que los nómadas vagaban sin rumbo fijo, simplemente viviendo al día o bien esperando encontrar la tierra prometida donde finalmente pudieran quedarse. No obstante, la mayoría de los pueblos cambian de lugar de residencia buscando nuevas oportunidades, ya sea dentro de la misma región o aventurándose a regiones nuevas.

En la región del desierto de Sonora, la movilidad es especialmente importante. Pues las temperaturas llegan a ser extremas en el abrazador calor del verano. En la parte central del desierto, las temperaturas pueden sobrepasar los 50 grados, es por ello, que los pueblos del desierto se desplazaban de las costas a las montañas dependiendo la época del año. Durante el invierno vivían en las zonas secas del desierto, relativamente cerca de la costa donde tenían acceso a los productos del mar, como almejas y peces. Al llegar la primavera podían aprovechar los frutos de los cactus, como la pitaya y las fibras de las plantas del desierto. En el verano, subían la sierra a las zonas más templadas de los bosques donde podían cazar animales como el venado. Sus recorridos como nómadas respondían al entorno.

Cada aspecto cambiante de la naturaleza debió haber tenido interpretaciones espirituales que apenas podemos imaginar el día de hoy. En esas rutas migratorias identificaban planicies, cerros y formaciones rocosas que eran parte del paisaje. Algunas de las formaciones más sobresalientes se convirtieron en lugares sagrados, manantiales y puntos importantes en sus migraciones eran lugares reverenciados por la importancia que tenían en su supervivencia. En las afueras de la actual ciudad de Caborca se encuentra uno de los sitios más enigmáticos, donde los ancestros tallaron en la piedra diferentes signos con formas naturales pero también con signos abstractos de los cuales apenas podemos imaginar su significado, estos se pueden ver actualmente en un sinnúmero de rocas del llamado Rancho la Proveedora.